La hipertensión es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta y puede dañarlos. Aunque es muy conocido que el corazón es de los principales órganos que sufre las consecuencias, no es el único que se ve afectado. Poco se habla de la correlación que existe entre la hipertensión y la pérdida de la memoria, y es por eso que aquí decidimos abordarlo.
Estudios han demostrado que las personas con presión arterial controlada tienen un 20% de menor riesgo de incidencia de padecer un deterioro cognitivo leve, el precursor de la demencia. Por otro lado, se ha observado un menor aumento en lesiones de la materia blanca en este mismo grupo de personas.
La prevención versus la cura
En la cultura occidental hay una tendencia que consiste en buscar la cura antes de fomentar la prevención de cualquier enfermedad. Sin embargo, una enfermedad como el Alzheimer no tiene cura aún, por lo que nuestra única opción es actuar en favor de la prevención.
La clave consiste en llevar un estilo de vida saludable, ya que la hipertensión, la obesidad, la diabetes y los niveles elevados de colesterol en sangre se asocian con enfermedades cardiovasculares y con un mayor riesgo en la pérdida de la memoria y el deterioro cognitivo.
¿Cómo podemos reducir el riesgo de hipertensión?
Existen muchos factores de riesgo en común entre las enfermedades del corazón y las del cerebro, por lo que prácticamente, lo que decidamos hacer para prevenir enfermedades cardiovasculares podría influir en la prevención de la pérdida de la memoria y el deterioro cognitivo.
La hipertensión es silenciosa, es por ello que se recomienda un monitoreo de la presión periódico en adultos. Una presión óptima es aquella que está por debajo de 120 mmHg y la hipertensión de grado 1 cuando está por encima de 140 mmHg.
Algunas personas pueden mantener una presión arterial adecuada solamente adoptando hábitos de vida saludable que se han asociado con menor riesgo en la pérdida de la memoria y la demencia como la actividad física regular, una dieta balanceada y la disminución en el consumo de sal, alcohol y tabaco. Sin embargo, en otras personas estas medidas no llegan a ser suficiente y es necesario el tratamiento con medicamentos especializados, mismos que debe valorar y prescribir un médico especialista.
En resumen, todos los sistemas de nuestro organismo se encuentran conectados entre sí, y manteniendo una presión arterial adecuada, no sólo estaremos procurando una buena salud cardiovascular, sino que podríamos estar favoreciendo nuestra memoria, así como nuestras habilidades cognitivas.
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